Hace tres años en la televisión italiana se emitía un pequeño reportaje del dolor que vivían los cristianos en Irak. Entrevistaron a Behnam, Firas para mí, que decía, con una sonrisa llena de lágrimas, nos estamos muriendo. Y, tristemente, era, ¿es? así.
Conocí a Firas, Behnam, pasado el año 2000. Nos conocimos en la ciudad eterna, la que hace coincidir oriente y occidente, en un autobús y nos saludamos como sacerdotes. Yo, entonces, lo salude en árabe y él me habló en su idioma, sólo que yo sólo sabía dos palabra. Ahora se más, pero no las suficientes como para poder decir en su lengua el dolor y la pasión que viven y sufren en este momento. Desde entonces guardo como un tesoro su amistad y en mi casa y familia lo consideran como uno más. Sí, de compañero sacerdote ha pasado a ser amigo y ahora hermano.
En una visita a España en el 2015 Behnam, me pidió que le acompañase a la sede de Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN). Fuimos, celebramos la eucaristía y vi en aquel equipo humano un aliento que me hizo decirle al salir: no estáis muriendo y si lo estáis, lo estamos todos. Poco a poco, fui adentrándome en la Misión de Ayuda a la Iglesia Necesitada, perdón no me he presentado. Mi nombre es Jesús, Rodríguez Torrente. Asesor espiritual de ACN España desde septiembre de 2017, comparto esta misión con otro servicio a nivel nacional, que, ahora, no viene al caso referir. Lo cierto es que Irak, mi hermano iraquí, me llevó a conocer, no sólo a unos mártires cristianos del siglo XXI, sino también a la obra que fundo el Padre Werenfried y que asiste a la iglesia que sufre y está necesitada. La Iglesia necesitada y perseguida.
La misión cuenta con tres pilares fundamentales. La oración, la información y la caridad. Es decir, ayudar y sostener a nuestras hermanos cristianos necesitados y perseguidos. Entre otras cosas, realizamos el informe de libertad religiosa en el mundo cada dos años. Reparamos conventos, seminarios, parroquias, ayudamos a mantener la evangelización, compramos motos, coches, bicicletas… y, en Irak y Siria, en estos momentos reconstruimos las poblaciones cristianas derruidas. Para poder realizar estas obras, ante todo informamos y pedimos oraciones. Sólo podemos orar al conocer qué pasa y qué sufren los que no pueden vivir en cristiano y como cristianos. Urge que todos conozcamos una realidad que está a nuestro lado y que no debemos dejarla únicamente en el sentimentalismo del dolor. Informarse, conocer y orar constantemente por ellos. Ellos son los que nos salvan a nosotros. Los que hacen posible que nuestra fe dormida y tranquilamente estática, de pronto, se despierte y digamos si mi hermano sufre sufro yo, si él está perseguido lo estoy yo. Si me duele un brazo todo el cuerpo me duele.
Realizada la información, organizamos, a modo de latido del corazón, rosarios, vía crucis, vigilas y encuentros de oración. Alentamos a la oración particular y sólo después pedimos vuestra colaboración económica. De cada euro, la auditoria externa que realizan cada año en nuestra institución, comprobó que 85,8 céntimos llegan a destino, 4,8 son para información y sensibilización, 4,5 son promoción y búsqueda de fondos y 4,9 para sostener la obra en España.
Benedicto XVI elevó Ayuda a la Iglesia Necesitada a una Fundación Pontificia. Fundación consagrada por San Juan Pablo II a la Virgen de Fátima en su santuario portugués. Nuestra sede central está en Alemania y trabajamos en muchos países, en todos los continentes, siguiendo las huellas de nuestro fundador. Como Fundación Pontificia es la Santa Sede quien vigila y ordena que nuestro carisma se corresponda con lo que hacemos y el Papa Francisco nos encargó la reconstrucción de las poblaciones cristianas asoladas por el ISIS.
En nuestro país la sede central está en Madrid y en varias diócesis existente oficinas o delegaciones que se preocupan por llevar la voz de los cristianos perseguidos a todos los rincones de la misma. Zaragoza es una de la primeras diócesis en tener delegación propia. En Santa Engracia, lugar martirial por excelencia, cada tercer jueves de mes se reza por la Iglesia que sufre. Iglesia Necesitada y perseguida.
Cada vez que uno de nuestros hermanos sufre todos sufrimos. Gracias por hacer posible que la esperanza venza al odio, la muerte y la indiferencia, la peor de las muertes. Mi hermano gritó con una sonrisa y los ojos llenos de lágrimas: Nos estamos muriendo. Frase que llevo en el alma. Que me acompaña cada oración y me deja tantas veces sin aliento. Sin embargo, hoy viendo como nos alentáis y veo como crece la caridad puedo yo decirle: No, no estáis muriendo porque no estáis solos y si os alcanza la muerte a nosotros también; y les digo, no olvidéis que estamos llenos de vida, de resurrección. Esto es lo que yo he comprendido cuando al abrir las manos de Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) veo lo que es en verdad: un surtidor de nombres que en silencio ayudan a reconstruir la esperanza. Hacerla posible y más fuerte.
Jesús Rodríguez Torrente, Asesor espiritual de Ayuda a la Iglesia Necesitada España