Ayer se clausuraron los actos conmemorativos de los 75 años de la fundación de la cofradía de Jesús canino del calvario, a las 20 horas, con la celebración de la Santa Misa
Mientras sonaban los tambores y cornetas de la sección de instrumentos, comenzó la procesión de entrada : al Estandarte de la cofradía de Jesús Camino del Calvario le seguían la Cruz Parroquial, Farol y Cruces In-memoriam, cerrando la misma los acólitos, el P. Ignacio Aguinaga (L.C.) y D. Emilio Moliner Espada (sacerdote colaborador y vicario de la parroquia, respectivamente), Mons. Carlos Escribano, obispo de Teruel y Albarracín y D. Julián Díez (antiguo y actual párroco y consiliario, respectivamente) y Mons. Manuel Ureña, arzobispo de Zaragoza, que presidió la Eucaristía. Estaban presentes el presidente de la Junta coordinadora de las cofradías de Semana Santa, el Hermano Mayor de la Sangre de Cristo y representantes de las cofradías zaragozanas. La coral interpretó al comenzar la misa el Cantate Domino de Gretchaninoff, varias partes de la Misa Pontificalis de Perosi (kyries, Gloria, Sanctus y Agnus Dei, y el Graduale (Locus iste) de A. Bruckner en el ofertorio, la Cantata 147de Bach y el Adorote devote en la comunión. La sección de cornetas intervino al final de la Misa.
El señor arzobispo recordó en su homilía el sentido de la fiesta que se celebraba (la Cátedra de San Pedro) y el ejemplo de Benedicto XVI, agradeciendo a Dios sus años de pontificados, centrado en lo esencial (la búsqueda de la verdad por medio de la razón y de la revelación). En esta Basílica menor, obligada de forma especial a este recuerdo, se iba a proceder a la bendición de una nueva imagen, por lo que daba gracias a la cofradía por este acto, ya que contribuía de forma especial a dar sentido al ser de las cofradías: dar culto a Dios y vivir el amor al prójimo, porque la fe conduce a la caridad, como recuerda el Papa en su mensaje de Cuaresma.
Al sonido de los instrumentos, diez hermanos cofrades trajeron desde el atrio la nueva imagen que iba a ser bendecida hasta la mitad del templo (que estaba abarrotado), lo que hizo Monseñor Ureña siguiendo el rito prescrito en el Bendicional. Después de la comunión se leyeron los nombres de todos los cofrades difuntos y se dieron las gracias al escultor, Manuel reina, y a los autores de la peana Joaquín Sanz y José Trallero.
La nueva imagen se ha depositado provisionalmente en e l lugar donde estaba la titular, que durante toda la Cuaresma va a estar en el presbiterio.representa a Cristo que soporta el peso de la cruz caída sobre él, con el cuerpo y la cabeza ligeramente erguidos, mirando hacia los espectadores. En la peana están talladas las catorce estaciones del Vía Crucis, en alabastro, con iluminación desde el interior. En cada esquina aparecen un cofrade tocando el tambor y otro el bombo, otro con una vela y el cuarto y último con un farol. Para su iluminación, lleva cuatro faroles de guardabrisa con cirios de color granate, uno en cada esquina. El adorno floral lo componía iris de color morado.